Escritura, reescritura, rerreescritura. Literatura. Y nada más. Sin concesiones, sin alardes, sin reproches. Con el paso de los años, con sus distintas versiones, reversiones e incluso perversiones, el AlfaBeTo de Palàcios ha ido adentrándose en el terreno de las obras míticas, fundacionales: aquellos textos de difícil acceso comentados por tantos, pero leídos por tan pocos. En su origen, el juego: escribir una página para cada letra del alfabeto. Una cada día. Un juego iniciado hace décadas -retomado sin descanso- que aún no ha acabado, ahora está en manos de sus nuevos lectores. Si se atreven.