El 15 de febrero de 1815, zarpó desde Cádiz rumbo a Tierra Firme una flota compuesta por cuarenta y dos buques de transporte, dieciocho buques de guerra y más de diez mil hombres. Seis años de lucha contra Bonaparte en la península y el conflicto contra los separatistas más violentos y destructivos de Indias habían roto la institucionalidad española en los territorios de Venezuela y la Nueva Granada. Su jefe, el general Pablo Morillo, héroe de la guerra recién terminada contra Francia, contaba con amplios poderes civiles y militares otorgados por Fernando VII. Su misión era pacificar aquellos territorios de los que poco se sabía en una España política y económicamente debilitada. Morillo, El Pacificador, cruzó el océano convencido de que un desenlace rápido lo devolvería con prontitud a la península. Pronto se daría cuenta de cuán equivocado estaba. Aquellas regiones que creía una extensión del imperio en la otra orilla del Atlántico, y cuyas perturbaciones consideraba solo una falta temporal de autoridad, estaban en realidad infestadas por una violencia con calado de tres siglos de odio, alimentada no solo por las diferencias entre sus distintos grupos sociales, sino por una naturaleza salvaje que no daba tregua. Construida sobre una rigurosa investigación histórica, la narración irá descubriendo al lector las verdaderas fuerzas subyacentes de una guerra estremecedora y cruel. Las luchas intestinas entre los rebeldes socavan el liderazgo de Simón Bolívar y el abandono del ejército realista por parte de la Corona crea un escenario de catástrofe generalizada que terminará por derrotar a un Morillo herido y atormentado y a los propios separatistas, carcomidos por la división.