Lugones se encuentra en medio de una reunión de personajes importantes, cuando un sujeto llama su atención. A pesar de que la primera impresión no va del todo bien, sus cortesías le impiden no entablar conversación con él. Es cuando el extraño le pide, de la manera más extraña, que lo acompañe hasta su habitación, pues trae un mensaje en nombre de Al-Aziz Bil'lah: "Yo he visto un ángel, señor, y asistí a su sacrificio". Es así como el desconocido procede a contarle una historia de amor inmortal, una que trasciende más allá de lo terrestre y que involucra el estrecho nudo que tenemos con ciertas almas y el mundo espiritual.