Los relajantes musculares son un grupo de medicamentos de gran utilidad en la práctica de la anestesiología que en los últimos años han ganado un lugar en otros ámbitos de la práctica médica. Su gran versatilidad los ha posicionado como una de las piedras angulares de la anestesia general para facilitar la manipulación y la intubación de la vía aérea y proporcionar las condiciones de relajación del músculo estriado esquelético para diversos procedimientos quirúrgicos, pero además se han exportado a otras áreas fuera del quirófano, como las unidades de cuidados intensivos, en donde son importantes facilitadores de la ventilación mecánica y coadyuvantes para el manejo de entidades como la hipertensión intracraneal y el síndrome compartimental abdominal.
Los relajantes musculares son un grupo heterogéneo de moléculas cuyo efecto final es la relajación muscular, pero que tienen una farmacocinética y una farmacodinamia muy variadas, lo que impone un conocimiento profundo de ésta para poderlos utilizar con seguridad. La evidencia científica nos ha enseñado la importancia de una adecuada selección de acuerdo al estado y las condiciones perioperatorias, su empleo en bolos o en infusión continua, sus indicaciones en situaciones especiales, el monitoreo de su actividad, las indicaciones precisas para la reversión de su efecto, su lugar en la intubación de secuencia rápida, los efectos adversos que pueden tener en situaciones de denervación y desuso muscular y su papel en situaciones de extrema gravedad, como es el caso de la hipertermia maligna. Los avances en la investigación de esta interesante área del conocimiento han llevado al desarrollo de nuevos antagonistas de los relajantes neuromusculares, como el sugammadex, que tiene un interesante y peculiar mecanismo de acción.