La acción transcurre en la Buenos Aires actual, más precisamente en el ambiente de la colectividad judía, vinculada a los barrios de Once y Villa Crespo. Ruth Epelbaum, la protagonista, es una mujer judía de alrededor de cincuenta años que luego de trabajar años en un archivo histórico de la comunidad en Entre Ríos ha recalado en Buenos Aires. La novela se abre cuando ella se entera de que una amiga ha muerto. Cuando asiste al entierro, su prima Lea le presenta a Chiquito Gold, quien le hace una propuesta que en un principio no muestra su costado policial. Su hija Débora ha desaparecido, seguramente se ha ido con el novio, y él le pide que la ayude a encontrarla. Hasta ahí, un drama familiar que pretende permanecer oculto ante la mirada de los demás. Pero ni bien Ruth se sumerge en la historia, comienzan a aparecer los aspectos sórdidos. Un gimnasio en Villa Crespo donde trabajaba el novio de Débora, una casa en el Tigre donde se ha celebrado algún tipo de fiesta, un cadáver de una mujer joven cerca, flotando en el río, son suficiente para que Ruth se dé cuenta de que la historia en la que se ha metido no es tan simple, y guarda sus reminiscencias con la historia de trata de blancas de la Swi Migdal, la mafia polaco judía que actuó entre 1906 y 1930 trayendo mujeres de Europa del Este para prostituirlas en Buenos Aires. De ahí en adelante, entre idas a la peluquería con legajos forenses, charlas con Gladys, su empleada doméstica y esposa de un policía, y viajes a su pasado, Ruth irá descubriendo el entramado de una red de secuestro de mujeres y prostitución, que alcanzará al mismo Chiquito Gold y a un juez federal. Las historias se repiten, se continúan. Bajo las sombras, la misma impunidad gana las calles. La novela, finalmente, terminará donde comienza. En el cementerio judío, donde otro desconocido se acercará a ella para pedirle ayuda.