Escritor maldito, colérico, cínico, delirante, Louis-Ferdinand Céline fue también un hombre condenado por traidor a su patria, colaboracionista y antisemita; escribió novelas terribles, grotescas, deslumbrantes. Pero sus ideas políticas lo llevaron a huir de su país durante la Segunda Guerra Mundial y a ser condenado a muerte y, aunque libró la ejecución, su legado literario quedó sepultado. En Louis-Ferdinand Céline en Dinamarca se ofrece un retrato poético de este escritor abominado: a través de sueños imaginados del novelista francés mientras estuvo preso en una cárcel danesa, se develan su rabia y su angustia por la guerra, sus evocaciones eróticas, su infancia en arrabales -es ilusorio decirlo, Céline escribió páginas ardientes dedicadas a la niñez de manera sublime- y la persecución fuera de los soldados.