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Pese a una vida inquieta y andariega, con extensas estancias en distintos países de Europa, la biografía de Washington Irving (1783-1859) está indisolublemente ligada a la de Nueva York, a la que tempranamente puso un apodo vigente hasta hoy: Gotham. En su literatura mitificó la Nueva York fundada por los holandeses como Nueva Ámsterdam.
Abogado, comerciante, soldado, anticuario y diplomático fue, sin embargo, la literatura su mayor dedicación y es el fundador de la narrativa norteamericana e influencia decisiva en autores como Poe, Hawthorne y Melville.
Para la publicación de su primer libro, Una historia de Nueva York (1809), ideó una estrategia plenamente exitosa: una serie de anuncios en periódicos de Nueva York solicitaban informaciones sobre el historiador Diedrich Knickerbocker, desaparecido de su hotel. El último de ellos causó gran expectación ya que el dueño del hotel decía que, si no aparecía, se pagaría la factura publicando los manuscritos abandonados en su habitación. Así, Una historia de Nueva York de Diedrich Knickerbocker se convirtió en un éxito de ventas y de crítica y la palabra knickerbocker se convirtió en sinónimo de neoyorkino.
Ya instalado en Europa, publicó en seis volúmenes El libro de escenas de Geoffrey Crayon, Gent (1819), compuesto por distintos relatos entre los que se cuentan los más duraderos de su obra: Rip van Winkle y La leyenda de Sleepy Hollow, ambos también hallados «entre los papeles del difunto Diedrich Knickerbocker». Fruto de su larga estancia en España escribió Una historia de la vida y viajes de Cristóbal Colón (1828), Crónica de la conquista de Granada (1829), Viajes y descubrimiento de los compañeros de Colón (1831) y otra de sus obras importantes de ficción: Cuentos de la Alhambra (1832). Su última publicación fue una biografía de George Washington en cinco tomos (1855-1859).
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