¡Atención, lector! Tiene usted delante los restos vivientes de un náufrago a quien la vida, en una de sus fuertes marejadas, no pudo hundir. Muestra de su fuerza y de su aprendizaje es Queridas islas, donde el autor materializa la enseñanza que un extraordinario viaje interior, profundo y oscuro dejó en él. Queridas islas no es, aunque pueda parecerlo, un canto desesperado al olvido. Más bien, estos relatos son gritos sordos que alientan la memoria de las experiencias más duras de la vida. Recordarlas nos hace más fuertes y sabios. Esa fuerza y esa sabiduría son regalos que podemos encontrar en estas doce islas sustentadas sobre los sentimientos más robustos en medio del incierto y temible océano del ser. Lector, si no quiere entregarse al olvido, en estos relatos encontrará una dosis de memoria descarnada pero humana, breve pero compleja, en islas pero conectadas.