Nadie está preparado para la muerte de un ser amado, sin embargo llega a todas las familias - sea repentinamente o después de un proceso largo de enfermedad. ¿Cómo se enfrenta tanto dolor? ¿Cómo se sigue viviendo después de tal 'erupción de volcán' que ha provocado tantos cambios en nuestras emociones y en muchas otras esferas de nuestra vida? ¿Qué hacer cuando nosotros mismos queremos morirnos?
La muerte repentina de nuestro hijo de 28 años afectó profundamente a toda la familia. Nunca pensé que esto podría ocurrir a nosotros. No estábamos preparados. Pero teníamos una base sólida de apoyo y fuerza que nos permitió superar el gran dolor y poder seguir adelante con esperanza y optimismo.
El proceso de duelo no es fácil y no es rápido.
Quiero compartir nuestra experiencia para alentar y ayudar a quien pase por un trance similar y para que sepa que la recuperación es posible y verá el sol brillar nuevamente.