La dimensión del otro nos abarca. El otro encarna la diferencia y en tanto tal significa la imposibilidad de certeza sobre lo que se es y lo que es el otro. La esencia del mundo es la constitución de lo extraño, lo que nos rodea es todo muestra de lo otro, de lo ajeno que no modificamos ni reducimos sino en la ínfima porción que nos compete; el mundo es significante de lo otro, allí se engloba. En ese sentido, Luis Villoro precisa de un amplio discurrir filosófico para dar consistencia a la presencia real del otro que simboliza en la figura del indígena como esencia de ser latinoamericano. Así, Villoro se sumerge en la necesidad de proponer el reconocimiento del otro en su cultura como representante de la diferencia, configurando así la multiculturalidad como principio de reconfiguración del lazo social del hombre latinoamericano. El otro y lo otro que representa el mundo no se modifica, se asume en su diferencia. Ese es, por tanto, el eje de la filosofía del autor en mención y el norte de la pregunta que orienta esta investigación, a saber: ¿De qué manera la noción del otro en la obra de Luis Villoro constituye al sujeto y al lazo que se establece en América Latina?
