Cada una de las grandes revoluciones lingüísticas y estilísticas en la historia de la música ha llevado la atención de los teóricos y de los músicos, mayoritariamente, a reflexionar sobre los aspectos propiamente técnicos y lingüísticos correspondientes a cada arte, llegando sólo de modo indirecto a afrontar las cuestiones filosóficas y estéticas, y siempre, en cualquier caso, con una actitud vinculada a las nuevas experiencias artísticas. Esto es algo que podemos constatar en el paso del ars antiqua al ars nova, en el paso de la polifonía a la monodia, y también hoy en día en la invención de la dodecafonía y en las radicalmente nuevas experiencias lingüísticas conectadas a las más recientes vanguardias.