En la Galería Borghese, en Roma, se encuentra la escultura de Gian Lorenzo Bernini "El rapto de Proserpina", una obra impresionante por su belleza y perfección. A partir de su contemplación, César Arístides elabora una serie de confesiones entre el raptor y la diosa: la voz salvaje, torrencial y bronca de Plutón ante la cavilación perpetua y doliente de la mujer, quien, condenada y triste, jamás pierde su belleza helada.
Sicalíptico y melancólico, lóbrego y carnívoro, El rapto de Proserpina es una apuesta por el gozo erótico y la redención existencial, a los sonetos del transgresor responde en verso libre la meditación doliente de la mujer. Diálogo de avidez y añoranza, de furor pétreo y hermosura sutil, el libro también es un retrato sincero donde se exponen luces y oscuridades del alma humana.
En la tradición filosa/maliciosa de Pietro Aretino o Francisco de Quevedo, de los arrebatos amorosos de Guillaume Apollinaire, los poemas lúdicos/impúdicos de Salvador Novo o Tomás Segovia, atemperados por una réplica plena en potencia y tersura, y el destello de las Metamorfosis de Ovidio, César Arístides devela bestialidad/ sacralidad, el resultado: poemas lujuriosos, majaderos, rebasados por odas de esperanza en el desconsuelo, flamas de hielo verbal, dichas por la relumbrante Proserpina.
César Arístides (Ciudad de México, 1967), ha publicado los libros de poesía: Duelos y alabanzas, Evocación del desterrado, Murciélagos y redención (Premio Latinoamericano de Poesía Benemérito de América en 2004), Labios del abismo y la fractura, Thomas Bernhard despierta en su tumba sin nombre y No volveré a tocarte: cartas de Idea Vilariño a Onetti, entre otros. En 2005 ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte en México; futbolista malogrado, juega los jueves por la noche en el equipo de futbol rápido Expeditos.