En Historia de la leche Monica Ojeda retoma un mito de la tradicion biblica -Cain, Abel y su disputa fratricida por el amor del padre- y, en la linea de Una noche con Hamlet de Vladimir Holan o de Antigona Gonzalez de Sara Uribe, lo reescribe desde el presente, indagando, como ya hizo en su novela Mandibula, en la extrana violencia de las relaciones femeninas y familiares. Para alojarla en sus propios huesos y reconocer todo lo ajeno que la habita, la voz potica mata a Mabel, su hermana, estableciendo un dilogo con ella, con la madre y con el padre, mientras se enfrenta, casi en trance, a lo que queda: la culpa, la memoria que hiere, el terrible silencio materno, el espacio espantosamente abierto entre la madre y la hija sobreviviente.