En la vida de Thomas Merton hubo muchas mujeres. Estan su madre y otras mujeres de su familia; aquellas que conocio, en el mas amplio sentido del termino, durante su alocada juventud; la madre de su hijo; aquellas que formaron parte, mas adelante, de su circulo de amigos; aquellas otras con quienes mantenia correspondencia y que le ayudaron a ver otros puntos de vista o profundizar en los suyos, y, finalmente, M -como el la llama-, el amor de su vida, siendo ya monje. Las mujeres y Merton parece un tema que no se evita, pero del que se prescinde en cuanto hay oportunidad. La historia de la Iglesia esta salpicada de parejas que le han aportado mucho. Lo unico que hace falta es una mirada limpia y una lengua contenida cuando se desconocen las circunstancias.
En la vida de Thomas Merton hubo muchas mujeres. Están su madre y otras mujeres de su familia; aquellas que conoció, en el más amplio sentido del término, durante su alocada juventud; la madre de su hijo; aquellas que formaron parte, más adelante, de su círculo de amigos; aquellas otras con quienes mantenía correspondencia y que le ayudaron a ver otros puntos de vista o profundizar en los suyos, y, finalmente, M -como él la llama-, el amor de su vida, siendo ya monje. Las mujeres y Merton parece un tema que no se evita, pero del que se prescinde en cuanto hay oportunidad. La historia de la Iglesia está salpicada de parejas que le han aportado mucho. Lo único que hace falta es una mirada limpia y una lengua contenida cuando se desconocen las circunstancias.