Un destino cruel solía ser el lazo de unión entre las sibilas, las mujeres sabias que desde la Antigüedad se hermanaron en secreto, conjurándose para defenderse ante las adversidades del mundo. Sin embargo, nada sabía Marie de Gourney sobre esta cofradía cuando se vio obligada a abandonar su casa en el Franco Condado para viajar en busca de su padre, que se había unido a los Tercios Viejos españoles con la esperanza de llegar hasta Sevilla y pasar al Nuevo Mundo. Nada sabía tampoco de las sibilas la novicia conocida como la Beata de los Huevos que en la Pradera de San Isidro de Madrid, vestida con la túnica de la infamia conocida como sambenito, aguardaba en una jaula de madera a morir quemada por hereje en el auto de fe organizado por la Santa Inquisición. Y mucho menos aún sabía de las sibilas la niña negra membrilla que, medio desnuda y encadenada, esperaba comprador sentada en las gradas de la catedral de Sevilla: qué iba a saber si acabada de llegar en un barco que la había arrancado de la Negrería y ya padecía mal de sentimiento, qué iba a saber si era negra bozal y no comprendía lo que sucedía a su alrededor. Esta novela comienza en el Franco Condado y termina en la Sevilla de la Carrera de Indias, entrelazando vidas y aventuras para perfilar un retablo social del enorme Imperio español de principios del siglo XVII. Tiene algo de bizantina, algo de libro de caballería y varias historias de amor, pero es mucho más. Es La historia escrita en el cielo.