La Iglesia catolica ha orillado sistematicamente el papel de la mujer, tanto en la liturgia como en la toma de decisiones, pero al largo de la historia han existido mujeres que han conseguido que su voz se oyera y sus ordenes se obedeciesen. La mujer ha sido relegada a un segundo plano, un plano de servidumbre, en el catolicismo desde sus origenes, ya San Pablo indica que la mujer no puede intervenir de modo activo en cuestiones de fe. Pero entre los siglos IV y XI la Iglesia catolica vivio un periodo caotico en el que el poder estuvo, en la mayoria de los casos, en manos de paganos con un poder absoluto, esta circunstancia fue aprovechada por las mujeres retratadas en Papisas y teologas para convocar concilios y proclamar dogmas de fe, para nombrar y deponer papas o para causar quebraderos de cabeza a los papas y padres conciliares. En modo directo e indirecto estas mujeres rigieron el destino del catolicismo de su epoca y determinaron las creencias de su epoca. Conoceremos la historia de Gala Placidia, de Pulqueria y de Teodora que, en su calidad de emperatrices, rigieron los destinos de la Iglesia entre los siglos IV y V; asistiremos a la insolita historia, negada por la Iglesia pero avalada por numerosos testimonios, de la papisa Juana que fue descubierta porque dio a luz en una procesion; el relato de Marozia y Teodora que, como senadoras romanas, manipularon a placer el rumbo del catolicismo, no dudando incluso en asesinar a aquellos que se opusieron a sus deseos, los herederos de Marozia convirtieron el palacio papal en un lupanar y la tiara en un objeto de compra y venta; pero tambien veremos la lucha de Irene y Teodora por restituir el culto a las imagenes o la influencia de Clotilde y Teodolinda que convirtieron a su pueblo al cristianismo. Todas estas historias son presentadas por Ana Martos de un modo riguroso pero en un estilo dinamico y, en ocasiones, vertiginoso.
La Iglesia católica ha orillado sistemáticamente el papel de la mujer, tanto en la liturgia como en la toma de decisiones, pero al largo de la historia han existido mujeres que han conseguido que su voz se oyera y sus órdenes se obedeciesen. La mujer ha sido relegada a un segundo plano, un plano de servidumbre, en el catolicismo desde sus orígenes, ya San Pablo indica que la mujer no puede intervenir de modo activo en cuestiones de fe. Pero entre los siglos IV y XI la Iglesia católica vivió un periodo caótico en el que el poder estuvo, en la mayoría de los casos, en manos de paganos con un poder absoluto, esta circunstancia fue aprovechada por las mujeres retratadas en Papisas y teólogas para convocar concilios y proclamar dogmas de fe, para nombrar y deponer papas o para causar quebraderos de cabeza a los papas y padres conciliares. En modo directo e indirecto estas mujeres rigieron el destino del catolicismo de su época y determinaron las creencias de su época. Conoceremos la historia de Gala Placidia, de Pulqueria y de Teodora que, en su calidad de emperatrices, rigieron los destinos de la Iglesia entre los siglos IV y V; asistiremos a la insólita historia, negada por la Iglesia pero avalada por numerosos testimonios, de la papisa Juana que fue descubierta porque dio a luz en una procesión; el relato de Marozia y Teodora que, como senadoras romanas, manipularon a placer el rumbo del catolicismo, no dudando incluso en asesinar a aquellos que se opusieron a sus deseos, los herederos de Marozia convirtieron el palacio papal en un lupanar y la tiara en un objeto de compra y venta; pero también veremos la lucha de Irene y Teodora por restituir el culto a las imágenes o la influencia de Clotilde y Teodolinda que convirtieron a su pueblo al cristianismo. Todas estas historias son presentadas por Ana Martos de un modo riguroso pero en un estilo dinámico y, en ocasiones, vertiginoso.